lunes, 6 de junio de 2011

Un insulto a la inteligencia


La sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) que anula los acuerdos adoptados por la Mancomunidad de Municipios de Sierra de Gata en la sesión extraordinaria del 9 de octubre de 2009 es la mayor reprimenda que se puede hacer a un dirigente político. Es inusual encontrar en un fallo judicial tal cúmulo de reproches por las numerosas irregularidades cometidas.

En ese pleno se expulsó al Ayuntamiento de Moraleja por no abonar una deuda de 146.819,37 euros correspondiente al servicio de recogida de basuras, algo reconocido tanto por el deudor como por la demandante. Pero la Mancomunidad de Sierra de Gata elaboró precipitadamente un informe carente de rigor en el que solicitaba una indemnización de 1.454.050,59 euros en concepto de daños y perjuicios.

La sentencia señala diversos atropellos que, por mucho que se excuse el presidente, Alfonso Beltrán, tenían una elevada intencionalidad política: 1) El informe no figuraba en el orden del día de la sesión plenaria; 2) Fue elaborado después de convocar la sesión; 3) No fue puesto a disposición del Ayuntamiento de Moraleja; 4) No se informó al ayuntamiento de las consecuencias que acarrearía su expulsión; 5) Se incorporó a la decisión del pleno de forma "sorpresiva" y 6) No fue tratado previamente en la Comisión Informativa Especial de Hacienda.

Un fallo judicial como éste, en un contexto político decente, levantaría los cimientos del ente comarcal, más afanado en tapar turbios asuntos que en gestionar con rigor democrático los bienes de los administrados. La Mancomunidad de Sierra de Gata vulneró los derechos fundamentales de información y participación y una norma esencial para el funcionamiento del pleno, como es que la documentación a debatir sea conocida con anterioridad por los asistentes a un pleno. Alfonso Beltrán permitió, con su actitud, un ataque a las normas elementales de transparencia informativa y a la propia "racionalidad del funcionamiento del sistema democrático y el Estado de derecho”. Y lo dice textualmente una sentencia.

La Mancomunidad de Sierra de Gata se saltó a la torera el Reglamento de Organización, funcionamiento y Régimen Jurídico de las entidades locales y violó el artículo 14 de sus propios estatutos. Y por si fuera poco, echó por tierra un derecho constitucional al no poner en manos de su denunciado la información necesaria para defenderse.

En una sentencia de 12 folios, el TSJEx apenas dedica unas líneas a recordar que el revolcón judicial sufrido por la Mancomunidad de Sierra de Gata no libera a Moraleja de hacer frente a sus pagos. Sin embargo, Alfonso Beltrán sólo ha entendido el mensaje que libera su conciencia. Convencido de que el temido varapalo está motivado por un "defecto de forma", sostiene que la sentencia le otorga la razón, algo que sólo podemos entender como un insulto a la inteligencia. Lo dijo un director de cine francés: "La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus limites, la tontería no".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario de Isidoro. Cuando el Sr. Beltrán dice que esto es un defecto de forma nos quiere explicar como entienden la democracia él y toda la tropa que gobierna a Mancomunidad.
También me sorprendió cuando lo escuche hablar en primera persona como si la Mancomunidad fuera suya. Decía, si Moraleja no paga la vuelvo a expulsar....

Anónimo dijo...

¿Es que dudas que la mancomunidad es de ellos? Se creen que el hecho de ganar elecciones por la inoperancia y torpeza del PP (y no por meritos propios) en Sierra de Gata les da derecho a poseer todo; el derecho de pernada, vamos.

Anónimo dijo...

"Si Moraleja no paga la vuelvo a expulsar". Vaya, vaya, ordeno y mando, ¿dictadura socialista o democracia?Mancomunidad somos todos y cada uno de los habitantes de Sierra de Gata, y no los que se creen los dueños de la comarca, además,en las mancomunidades se gestiona y se administra lo que es de todos, no se manda, cada uno que mande en su casa si es que le dejan.