lunes, 23 de mayo de 2011

VARApalo electoral




El Partido Popular (PP) de Extremadura ha obtenido los mejores resultados de su historia en esta comunidad autónoma, pero sus posibilidades de gobernar se tambalean por la amenaza de un hipotético acuerdo entre los socialistas e Izquierda Unida. Los populares han crecido en número de votos y en diputados mientras que el PSOE ha perdido 8 escaños en cuatro años.


El varapalo electoral recibido por el PSOE es aún mayor si se tienen en cuenta tres factores esenciales. Primero, Fernández Vara no es un candidato quemado, sino un presidente renovado hace tan sólo cuatro años. Segundo, Extremadura es un feudo tradicionalmente socialista donde el PP ha tenido nulas posibilidades de gobernar hasta ahora y, tercero, los socialistas han perdido la Diputación Provincial de Cáceres y grandes ciudades consolidadas como la capital de provincia, Plasencia, Coria, Trujillo o Moraleja, donde los ciudadanos han castigado la corrupción y los pactos contra natura.


El coordinador regional de IU en Extremadura, Pedro Escobar, reiteró a lo largo de la campaña electoral que no apoyaría ni a la "derecha declarada ni a la camuflada", en referencia al PSOE y al PP. Pero el enorme poder que le otorgan los 3 escaños conseguidos le sitúan en el punto de mira porque su principal reivindicación, que es el "no" a la refinería, coloca en la encrucijada a un PSOE que, de retroceder, tendrá que dar explicaciones a su electorado.


El PP reivindica su derecho a formar gobierno e IU el suyo para manejar la llave que abre la puerta del parlamento extremeño. Y mientras tanto, el PSOE se tambalea y comienzan las luchas internas de quienes, catana en mano, reclaman la dimisión de Juan Ramón Ferreira y de otros dirigentes del partido.

viernes, 20 de mayo de 2011

La crucifixión de Modesto Sánchez Cepa



"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto"



Georg Christoph Lichtenberg



Antes de cantar el gallo, el PSOE ha negado a Modesto Sánchez Cepa tres veces. La cronología de lo sucedido tras el atropello mortal de Juan Carlos Marcos la madrugada del sábado 14 de mayo es tan esperpéntica como cruel. Y la utilización política y partidista de los hechos, algo irrespetuoso e inmoral.


Camionero de profesión en la empresa de Álvaro Hernández Martín y concejal del PSOE, Modesto Sánchez conducía el turismo BMW que aquella triste madrugada arrolló el cuerpo de la víctima, tendido en la carretera que une Robledillo de Gata con Descargamaría. Cuatro días después, el edil socialista y un candidato del PP al ayuntamiento fueron detenidos como presuntos autores de los hechos.



Tras conocer que uno de los detenidos era de los suyos, el PSOE provincial emitió un comunicado en el que pedía respeto al procedimiento judicial. Eran las 13.22 horas del jueves 19 de mayo. Tan sólo tres horas y 37 minutos después (a las 16.59 horas), un nuevo comunicado de los socialistas desmentía que el detenido perteneciera al partido y, casi paralelamente, la ejecutiva regional renegaba del edil y la delegada del Gobierno en Extremadura, sonrisa en boca, aseguró que venía de un mitin del PP. En instantes se pasó del respeto a la desconsideración; de la exigencia a la flexibilidad y de lo moral a lo indecente.



A las 13.44 del viernes, 20 de mayo, el PSOE ha vuelto a crucificar a Modesto Sánchez Cepa, pese a que tuvo tres años para solicitarte el acta de concejal y nunca lo hizo. Dicen que le fue mostrada su "indignación y rechazo a su persona". Ahora no vale el pretexto de que "las actas son de los concejales". Hubo tres años para pedirle la credencial, pero nunca se le reclamó porque, de haber dimitido, Descargamaría habría perdido un edil socialista en favor de un concejal del PP por tratarse de un municipio que se rige por el sistema de listas abiertas.


El PSOE prefirió un concejal socialista, aunque le votase en contra, antes que dar cabida a uno del PP. O dicho de otro modo: los socialistas sólo han renegado de su edil en el momento en el que se ha visto implicado en un turbio asunto.


En apenas unas horas hemos visto la muerte de Lázaro, la crucifixión de Jesús y la traición de Judas. Y no es Semana Santa. Son elecciones.

martes, 10 de mayo de 2011

El presidente está triste




Asfixiado por las encuestas y agobiado por el frenético ritmo que marca la campaña electoral, Guillermo Fernández Vara (Olivenza, Badajoz, 6 de octubre de 1958) aún tiene tiempo de dedicar tiempo a un blog que alimenta con acercamientos ciudadanos tan aconsejables como arriesgados.


No esbozó ni una frágil sonrisa en su visita a Acenorca el 13 de abril, aunque nos regaló una imagen de álbum tocado con gorra campesina y embutido en bata blanca. No gesticuló en la inauguración de la Feria del Queso de Trujillo, pese a que nos sorprendió con un discurso rural en el que otorgó protagonismo "a los bichinos" que corretean por la dehesa. Y no nos concedió el privilegio de ver su apagada sonrisa en su visita a Moraleja, donde actuó como mitinero mayor del Reino en apoyo de sus vasallos (*).


Rebosante de sinceridad, Fernández Vara reconoce en Fórum Europa que no cumplió lo prometido en materia de empleo, y pasa de médico a paciente para chequearse un pulso tembloroso.


Rubén Darío nos obsequió con una célebre sonatina que alguien se atrevió a modificar mientras Fernández Vara languidecía en el mitin de Moraleja:


El presidente está triste...¿ qué tendrá El presidente?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.


El presidente está pálido en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.


El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchino el dueño dice cosas banales

y vestido de rojo piruetea el bufón.


El presidente no ríe, el presidente no siente;

el presidente persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vana ilusión.


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(*) Vasallo: Término con el que en el feudalismo se designa a un noble de categoría inferior u hombre libre que pide protección a un noble de categoría superior, su señor feudal. Le jura fidelidad, da asistencia y presta servicio militar en su favor, recibiendo a cambio el control y jurisdicción sobre la tierra y la población de su feudo o señorío.