martes, 10 de mayo de 2011

El presidente está triste




Asfixiado por las encuestas y agobiado por el frenético ritmo que marca la campaña electoral, Guillermo Fernández Vara (Olivenza, Badajoz, 6 de octubre de 1958) aún tiene tiempo de dedicar tiempo a un blog que alimenta con acercamientos ciudadanos tan aconsejables como arriesgados.


No esbozó ni una frágil sonrisa en su visita a Acenorca el 13 de abril, aunque nos regaló una imagen de álbum tocado con gorra campesina y embutido en bata blanca. No gesticuló en la inauguración de la Feria del Queso de Trujillo, pese a que nos sorprendió con un discurso rural en el que otorgó protagonismo "a los bichinos" que corretean por la dehesa. Y no nos concedió el privilegio de ver su apagada sonrisa en su visita a Moraleja, donde actuó como mitinero mayor del Reino en apoyo de sus vasallos (*).


Rebosante de sinceridad, Fernández Vara reconoce en Fórum Europa que no cumplió lo prometido en materia de empleo, y pasa de médico a paciente para chequearse un pulso tembloroso.


Rubén Darío nos obsequió con una célebre sonatina que alguien se atrevió a modificar mientras Fernández Vara languidecía en el mitin de Moraleja:


El presidente está triste...¿ qué tendrá El presidente?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.


El presidente está pálido en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.


El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchino el dueño dice cosas banales

y vestido de rojo piruetea el bufón.


El presidente no ríe, el presidente no siente;

el presidente persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vana ilusión.


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(*) Vasallo: Término con el que en el feudalismo se designa a un noble de categoría inferior u hombre libre que pide protección a un noble de categoría superior, su señor feudal. Le jura fidelidad, da asistencia y presta servicio militar en su favor, recibiendo a cambio el control y jurisdicción sobre la tierra y la población de su feudo o señorío.

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